De la definición que hemos dado
de lo que es una Constitución ya se adivina la importancia de su entendimiento
y su manejo. El conocimiento de semejante norma no es una cuestión de abogados
o politólogos o economistas. Es algo que debe interesarle a cada ciudadano,
pues es su herramienta principal para defenderse de los abusos del poder y de
las injusticias.
Ahora bien, la constitución que
actualmente nos rige es la Constitución Política de 1991, pero ella no es una
creación espontánea sin relación alguna con nuestro pasado. No es una carta sin
antepasados, sin antecedentes. Su aparición se debe a una evolución de largo
aliento, a una serie de acontecimientos que sumados forman un gran todo social
y político. Un acercamiento a ese proceso es imprescindible para la comprensión
de nuestra actualidad. El objetivo de las siguientes entradas será aproximar al
internauta lector a esa historia constitucional, mostrando los puntos más
importantes de las constituciones más relevantes, para que por sí mismo pueda
entender cómo todo ello fue evolucionando hasta el punto en que nos
encontramos. Vamos a intentar, también, dar un contexto social y político de
las constituciones reseñadas, para hacer hincapié en un hecho a veces poco visible,
pero muy cierto: a las constituciones las anteceden pugnas y conflictos
sociales y políticos que buscan una forma de resolución.
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